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Invocador | Relato Corto de 1 min

 


Ahí va otro relato muy breve basado en el mundo de Eig'Neia, donde un maestro invocador susurra palabras prohibidas a su aprendiz, hijo del monarca del Oscuro Reino de Rocria.


Escuchadme, joven Señor, y prestadme atención. 

Se me ha ordenado que os instruya en las artes oscuras. Nosotros, los invocadores, somos los mayores expertos de este oculto arte…

Debéis prepararos duramente para convertiros en un digno representante y no traer la deshonra al reino de Rocria, a la Ciudad Negra, a vuestro hogar y, en último término, a vuestro instructor.

Vuestra mente debe ser tan afilada como el acero de las sombras, pues los cortos de intelecto serán derrotados por estrategias inteligentes. Vuestra alma debe carecer de piedad, ya que aquellos que se aferran a la nobleza morirán incluso antes de que la batalla comience.

Así que futuro invocador, sigue mis indicaciones para ser un representante de nuestro arte, de nuestra cultura, y del pueblo de Zoggog.

Inquisidor | Relato Corto de 1 min

 


Os traigo otro relato corto del universo de Eig'Neia. Aquí, el inquisidor Dorian relata su paso por una de las ciudades paganas del ducado de Loranz.


Un relato por Antonio Manresa González.


Largos años han transcurrido desde que me entregué a la Orden. Junto a mis hermanos he luchado contra demonios, vampiros y toda suerte de abominaciones. ¿Con qué propósito? ¿Para que os entreguéis a la lujuria? ¿Para que os rindáis ante la brujería?

Ahora os congregáis ante mí…hambrientos... aterrados…

Vuestros reyes os han abandonado, y ahora recurrís a Dios... ¿Más aún os negáis a arrodillaros?¿Osáis no sumergir vuestras frentes en el barro?

No, no he venido a ofreceros salvación, ni a susurrar palabras de perdón...

No, no soy el siervo de Dios, soy su verdugo…

Es tarde para lamentar vuestros actos… ya que, si no hubierais cometido grandes pecados, Dios no os habría enviado un castigo como yo.


El rey de las ratas

 


El nuevo vídeo del canal es un relato corto dentro del mundo de Eig'Neia:

Un relato por Antonio Manresa González.


Ha transcurrido un largo tiempo desde aquellos días, es curioso lo caprichosa que es la memoria. No logro recordar con precisión dónde ni con quien me encontraba, pero sí recuerdo el dolor de mis manos entumecidas por el frío, o el último quejido de los afectados por la plaga. Cayeron mujeres, hombres y niños por igual, ricos y pobres; cayeron a cientos, cayeron demasiados…

También recuerdo el hedor a carne quemada que invadía las calles y se colaba por cualquier rendija, por el más mínimo resquicio, atormentándonos y avivando el delirio colectivo. La histeria nos enfrentó, vecino contra vecino, hermano contra hermano. Teníamos miedo, ¿Quién sería el próximo en enfermar y condenarnos a todos?

Palabras con las que no estábamos familiarizados como contagio o reconocimiento empezaron a dar miedo. Mientras otras como expiación y toque de queda empezaron a cobrar poder. Las piras funerarias se consumían con cuerpos que aún gozaban de salud. Aún no lo entiendo, como una sociedad como la nuestra puede llegar a eso.

No obstante, en las noches más oscuras, cuando el velo se extiende sobre nosotros y nos sumerge en la más profunda de las sombras, es cuando las estrellas brillan con más intensidad. Fue entonces cuando él apareció. En nuestra mayor desesperación, un forastero de cabellos y ojos plateados emergió de la oscuridad, como si fuera una de las estrellas que habíamos estado observando. Puedo sentir todavía el calor de su mano cuando la colocó sobre mí, y cómo el dolor que me consumía empezó a desvanecerse. También recuerdo su mirada implacable, que escrutaba nuestros espíritus, juzgando nuestros actos y revelando nuestros horribles crímenes con una claridad desgarradora.

Las palabras de aquel hombre resonaron en el aire como un eco místico, casi como si hubieran sido pronunciadas por algún ser sobrenatural: "Existe una criatura, una abominación que se esconde entre vosotros, que se nutre de vuestra energía y os causa este mal. Si queréis acabar con vuestro sufrimiento, debéis encontrarla". Aquella solución parecía casi mágica, una idea ridícula que sólo podría haber surgido de la imaginación más desenfrenada. Pero, a medida que se propagaban sus palabras, se podía sentir cómo la esperanza volvía a renacer en cada uno de los presentes. Una chispa de luz en la oscuridad que nos rodeaba. Por eso, aunque pareciera una locura, aceptamos la propuesta del forastero, y con cada paso que dábamos, la oscuridad se desvanecía poco a poco ante nuestros ojos.

Los hombres, desesperados por encontrar respuestas, recorrieron cada rincón, acudieron a casas, graneros y ríos, en busca de lo sobrenatural. Así fue hasta que varios de ellos, junto a su improvisado líder, se aventuraron hacia el sistema de alcantarillado.

La presencia de los hombres no pasó desapercibida. Un coro de chillidos y patas se ocultaban en las sombras, centenares y centenares de ratas esquivaban el camino del grupo, abriéndose ante su paso. Los hombres avanzaban con cautela, con las armas en alto, sabiendo que en cualquier momento podían enfrentarse a lo desconocido. Al fondo de la cloaca, junto a una enorme piedra con aspecto de trono, el forastero distinguió en la distancia una gran mancha negra. El grupo se acercó con temor y observaron horrorizados cómo la mancha se movía y se retorcía en un torbellino de patas, bocas y ojos que los desafiaba con una furia inhumana.

Los golpes llovieron sobre la criatura, los hombres lucharon con coraje, desafiando al mal que se erguía ante ellos. La criatura se retorcía y chillaba, agitando sus patas y sus mandíbulas con furia desenfrenada.

Embriagados por la adrenalina de la lucha, los hombres siguieron lanzando golpes con violencia mientras el forastero recitaba versos en un idioma desconocido. Pero pronto empezaron a experimentar síntomas extraños: ceguera momentánea, flemas que subían por sus gargantas y se pegaban a sus cuellos, y una extraña sensación de mareo que les hacía tambalearse. Sin embargo, impulsados por el valor del forastero y el fervor sobrenatural de sus proclamas, continuaron la lucha. La criatura, por su parte, no cedía un ápice, y se retorcía y contorsionaba, lanzando dentelladas contra todo miembro que se le acercaba.

La batalla se prolongó más allá de lo que los hombres hubieran deseado. La sangre derramada en las cloacas, que fluía como ríos carmesíes, amenazaba con ahogarlos en su propio horror. Varios hombres perecieron ese día. Pero vencimos. La criatura acabó doblegándose y todos sus ojos se cerraron de par en par, como si hubiera entendido el destino que le aguardaba. Los hombres la arrastraron fuera de las cloacas y la llevaron a la plaza mayor, donde la exhibieron ante el pueblo. Todos palidecimos al observarla.

El engendro estaba formado por decenas y decenas de ratas, todas ellas unidas por sus colas. Había roedores de todo tipo, grandes y pequeños, negros y marrones, pero todos tenían en común su unión a la enfermedad, a la suciedad, y una innumerable colección de pústulas y costras. Se distinguía que varios de los roedores llevaban varias semanas muertos, infectos apéndices lastres de los vivos. Llamamos a la criatura «El Rey de Las Ratas».

Los restos de esta monstruosidad fueron quemados a petición del forastero, pero la leyenda persistió. Se teorizó que, en ciertas situaciones, una rata daría a luz a un Rey de las Ratas, donde las crías verían sus colas entrelazadas ya en el útero de su madre. Al nacer, el engendro aprendería a vivir como un solo ser, creciendo y ejerciendo su dominio sobre las demás ratas. Se teorizaba que el Rey de las Ratas, dotado de un poder innato sobre la enfermedad y la plaga, despertaría su conciencia y tomaría represalias contra una naturaleza implacable que había permitido su nacimiento. Su ira se extendería como una plaga a lo largo y ancho del mundo, arrasando todo lo que encontrara a su paso.

Aunque los restos del Rey de las Ratas fueron destruidos, invierno tras invierno nos siguen atizando las enfermedades. Brotes de peste y cólera nos han castigado durante varias décadas. En los peores inviernos, nos unimos en busca del culpable, en busca del origen de todos nuestros males, en busca del Rey de las Ratas.


Dune - Personajes

 

 

En el último vídeo de la trilogía, hablamos de los personajes del universo de Dune:


 

Dune - Facciones

 

 

En este nuevo vídeo os comento las diferentes facciones del mundo de Dune:



Dune - Universo

 

 

Empezamos con una serie de vídeos sobre el universo Dune:


Cronología de Matrix Segunda Parte



El segundo de la serie de vídeos de la Línea temporal de Matrix:


 

Cronología de Matrix Primera Parte



El primer vídeo del canal sobre la trilogía de Matrix: